“Ideas de izquierda y valores de derecha”: ¿Cómo producir esa fusión?

Por René Uffizi

Amigos de Nomos: quería compartir con ustedes algunos interrogantes que me surgieron a partir de la lectura del libro El contragolpe de Diego Fusaro, autor que descubrí gracias a su publicación, y cuyo libro me parece uno de los abordajes más sugerentes y explosivos acerca del mundo actual.

Más allá del tema central de la recopilación (que, según lo interpreto, puede resumirse como una reflexión acerca de la tendencia hacia la soledad, hacia la disolución comunitaria y hacia la híper-explotación producida por el turbocapitalismo) y con el que coincido prácticamente en todo, hay una cuestión en particular de suma relevancia política y que me ha interpelado fuertemente: la fusión entre valores de derecha e ideas o políticas de izquierda. Esta cuestión parece ser crucial también para el propio Fusaro, puesto que como se ve en el libro, forma parte de la propuesta programática del grupo Interés Nacional que él mismo ha fundado. Dice el punto 8 de ese programa (p. 116; también menciona esta idea en la p. 31):

En antítesis con las viejas dicotomías, es necesario aventurarse más allá de la antítesis entre derecha e izquierda. Renunciando a ella y, por lo tanto, asumiendo valores de derecha y, al mismo tiempo, ideas de izquierda. Valores de derecha: arraigo, patria, honor, lealtad, trascendencia, familia, eticidad. Ideas de izquierda: emancipación, derechos sociales, igual libertad material y formal, dignidad del trabajo, socialismo democrático en la producción y en la distribución.

Mi pregunta básica es cómo construir, de dónde puede surgir, o incluso: si es posible que exista, una fuerza capaz de lograr esa fusión. Me lo pregunto, en particular, por lo siguiente:

A) El conjunto de valores de derecha que enumera Fusaro es amplio, pero no incluye (o excluye) uno de los pilares fundamentales de la derecha: la propiedad. Como decía Maurras en Mis ideas políticas de 1937 “no se diría yo, si no se dijese mío”, es decir: la propiedad constituye a la persona y la vuelve libre. ¿Cómo sería posible el socialismo en la producción y en la distribución sin atacar derechos de propiedad? ¿Cómo llevar adelante políticas redistributivas? ¿No es siempre la estructura de propiedad el punto límite de los populismos, límite en tanto que la coalición populista se destruye indefectiblemente en el momento en que el pueblo se radicaliza y avanza sobre la propiedad? Este límite, siempre sobrepasado y por lo tanto siempre determinante, me lleva al punto siguiente.

B) ¿Es correcto atribuir a la derecha el conjunto de valores que Fusaro le atribuye? ¿Son efectivamente valores de derecha? ¿Existe una expresión más intensa de arraigo, patriotismo y honor que la de los narodnikis, la de los barbudos cubanos del 59, o la del EZLN, por mencionar unos pocos ejemplos? Para mí, por el contrario, el listado de valores que Fusaro le atribuye a la derecha son, en realidad, valores surgidos del mundo de la producción, por lo que entonces son compartidos tanto por el obrero/campesino como por el burgués. Pero creo que hay una trayectoria identificable en el abandono de esos valores: es justamente la propia burguesía (a la que Fusaro le atribuye la encarnación histórica de esos valores) la que deja de sostenerlos en primer lugar, siendo el proletariado el único sujeto social que terminó defendiendo la tierra, el empleo, la familia, las instituciones universalistas burguesas (salud y educación), e incluso al propio Estado. Cuando la burguesía consideró insostenible impositivamente (de nuevo la propiedad) los costos del Estado de Bienestar, inició el tránsito tanto hacia la desregulación de los mercados, como así también hacia la eliminación de los derechos sociales y de las agencias estatales de redistribución y de protección que Fusaro defiende. Entonces: ¿Por qué recurrir a la burguesía para recuperar valores que nunca dejaron de ser sostenidos por el proletariado? La pregunta es táctica, y reformulada satíricamente sería: ¿el establishment correría más peligro si el libro de Fusaro cae en manos de Paolo Rocca (CEO de Techint) o en manos de Daniel Yofra (Secretario General del Sindicato de Aceiteros)? ¿Si cae en manos de Pichetto o en manos de Altamira?

El propio Fusaro creyó ver en la alianza gialloverde entre 5 Stelle y Lega –hoy ya fracasada y disuelta- una posible fusión entre izquierda y derecha, lo que revela que esta propuesta no es meramente teórica, sino que tiene validez política. Y no es la única vez que esta búsqueda ha sido planteada y practicada. Entre muchos otros, el propio Georges Sorel fue en esta dirección, como así también uno de sus seguidores: Thierry Maulnier en su magnífica obra Más allá del nacionalismo. Allí, Maulnier afirmaba que los fascismos habían fracasado en su intento de mantener viva la comunidad nacional debido a que su conservadurismo dejó intactas las fuerzas de la burguesía. Por su parte, la izquierda había fracasado al relegar la potencia vital de las estructuras comunitarias priorizando el progreso económico. Así, al igual que en Fusaro, una Revolución Nacional podría tener lugar si la derecha se proletarizaba, y si la izquierda se nacionalizaba. Esto me lleva al último punto, que es nuevamente táctico.

C) Para producir la fusión entre izquierda y derecha ¿Hay que proletarizar a la derecha o nacionalizar a la izquierda? Creo que en la experiencia del peronismo se puede encontrar una respuesta. Cuando la inmensa fuerza sindical argentina, conformada por dirigentes anarco-sindicalistas, sindicalistas revolucionarios y socialistas se “nacionalizó” en su encuentro político con los jóvenes oficiales nacionalistas del GOU, se produjo uno de los procesos y movimientos populares más grandes y poderosos del mundo. El peronismo es la nacionalización de las fuerzas y organizaciones de la izquierda. Pero también encontramos el ejemplo inverso: la proletarización de las fuerzas de derecha. Desde mediados de los 60, algunos seguidores de Lonardi, otros hijos de industriales, otros nacionalistas-católicos, otros hijos de profesionales conservadores, otros ex integristas durante la dictadura de Onganía, etc., decidieron “proletarizarse”, ir al encuentro de las estructuras de los trabajadores. El resultado (Montoneros y las fuerzas que se sometieron a su conducción) fue catastrófico: una feroz oposición al propio Perón, el asesinato de dirigentes sindicales, y el sabotaje total del proceso democrático-populista. No hago esta descripción sobreactuando un papel de ‘peronista ortodoxo’, sino que recupero los posicionamientos de la Izquierda Nacional (trotskistas/peronistas: PSRN, PIN, FIP). En esta descripción se ve que tácticamente me inclinaría a pensar que no es posible proletarizar a la derecha, y que la posibilidad de realizar el programa que propone Fusaro sólo puede provenir de las fuerzas de izquierda y de las organizaciones de los trabajadores.

Para terminar, vuelvo a Sorel: creo que él también consideró que la derecha nunca podría abandonar su vínculo natural con la propiedad privada, razón por la cual el dirigente sindicalista siempre permaneció dentro de las organizaciones obreras y dentro de la izquierda, aun cuando también haya intentado promover los valores que el propio Fusaro hoy reivindica, a los cuales adhiero, y por los cuales me surgieron los interrogantes que compartí aquí con ustedes.

¡Un abrazo!

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